fins a quin punt el primer paràgraf d'una novel.la és important?
n'hi ha de descriptius, n'hi ha de misteriosos, n'hi ha que resumeixen tota la història, n'hi ha que et desperten la curiositat...
sovint és l'últim que escriu l'autor, precisament perquè sap que la continuïtat del lector depén d'aquest primer paràgraf... però, sempre ha estat així?
comprovem-ho
¿hasta qué punto el primer párrafo de una novela es importante?
los hay descriptivos, los hay misteriosos, los hay que resumen toda la historia, los hay que despiertan la curiosidad...
a menudo es lo último que escribe el autor, precisamente porque sabe que la continuidad de su lectura depende de este primer párrafo...pero, ¿siempre ha sido así? comprobémoslo.
L'any va començar amb un dinar.
Sempre ens ha semblat que Cap d'Any, amb els seus excessos i les seves fatídiques resolucions d'última hora, és una ocasió pèssima per exterioritzar tota aquella joia forçada i tots aquells petons i brindis de mitjanit. Per això, quan vam saber que al poble de Lacòsta, a pocs quilòmetres de distància, el propietari de Le Simiane oferia a la seva amable clientela un dinar de sis plats amb xampany rosat, ens va semblar que aquesta era una manera molt més alegre d'encetar els dotze mesos següents.
(Trad. Xavier Pàmies)
Sempre Provença (1991)
Encara Provença (1999)
Crec que el què em va fer adonar realment de les diferències culturals i de tota mena entre el nou món i el vell va ser l'espectacle d'un home rentant-se els calçotets amb aigua a pressió.
Quan li faltava poc per complir tretze anys, el meu germà, en Jem, es va trencar malament el braç a l'altura del colze. Quan el va tenir curat, i li va passar la por de no poder tornar a jugar més a futbol americà, pràcticament va deixar de pensar-hi- Tenia el braç esquerra una mica més curt que el dret; quan estava parat o caminava, el dors de la mà li quedava en angle recte respecte al cos, i el dit gros paral·lel a la cuixa. Però tant se li'n donava, mentre pogués passar i xutar.
(Trad. Xavier Pàmies)
When he was nearly thirteen, my brother Jem got his arm badly broken at the
elbow. When it healed, and Jem’s fears of never being able to play football were
assuaged, he was seldom self-conscious about his injury. His left arm was
somewhat shorter than his right; when he stood or walked, the back of his hand
was at right angles to his body, his thumb parallel to his thigh. He couldn’t have
cared less, so long as he could pass and punt. Primera edició 1960
El seu pare fou senador de l'Estat d'Alabama del 1926 al 1938. Estudià a Oxford i Nova York, on el 1959 fou secretària del seu company d'infantesa Truman Capote, que l'encoratjà a escriure la seva gran obra Matar un rossinyol (1960), al·legat contra els prejudicis racials i influïda per l'afer Scostsboro; fou duta al cinema el 1962, on assolí un gran èxit (Oscar al millor actor per a Gregory Peck) i va obtenir el premi Pulitzer. Després, però, va desaparèixer de la vida pública i no va publicar res més fins al 2015.
El febrer de 2015, Lee va anunciar que publicaria una segona novel·la, Go Set a Watchman (vés a posar un guaita), amb publicació prevista per al 14 de juliol de 2015, escrita abans de Matar un rossinyol. (Wikipèdia)
Adaptación de la novela homónima de Harper Lee. En la época de la Gran Depresión, en una población sureña, Atticus Finch (Gregory Peck) es un abogado que defiende a un hombre negro acusado de haber violado a una mujer blanca. Aunque la inocencia del hombre resulta evidente, el veredicto del jurado es tan previsible que ningún abogado aceptaría el caso, excepto Atticus Finch, el ciudadano más respetable de la ciudad. Su compasiva y valiente defensa de un inocente le granjea enemistades, pero le otorga el respeto y la admiración de sus dos hijos, huérfanos de madre. (FILMAFFINITY)
Premios
1962: 3 Oscars: Mejor actor (Gregory Peck), guión adap., dirección artística. 8 nominaciones
1962: 3 Globos de Oro: Entendimiento internacional, actor (Peck) y BSO. 5 nom.
1963: Festival de Cannes: Nominada a la Palma de Oro (mejor película)
1962: Premios David di Donatello: Mejor actor extranjero (Gregory Peck)
Harper Lee mor el 19 de febrer de 2016
(El País, 19-2.16 . Marc Bassets)
Harper Lee desapareció como vivió: lejos del mundanal ruido y sigilosamente, como si no quisiera llamar la atención más de la cuenta.
Cuando saltó la noticia se desconocía dónde, cuándo y cómo había muerto la autora de Matar a un ruiseñor, la novela sobre el Sur segregado de los años treinta que ha vendido más de treinta millones de ejemplares desde su publicación en 1960 y que, en Estados Unidos, es un monumento literario. Unas horas después un sobrino suyo informó que fue este viernes, en la residencia donde vivía en Monroeville (Alabama), su pueblo natal de 6.500 habitantes, y mientras dormía.
Nelle Harper Lee tenía 89 años. No estaba casada ni tenía hijos. Era una autora de una sola obra hasta la publicación, en 2015, de Ve y pon un centinela, escrita antes de Matar a un ruiseñor pero oculta hasta esa fecha. La operación editorial desató sospechas sobre la posible manipulación de la escritora.
Lee ya apenas salía de The Meadows, una residencia de ancianos modesta en Monroeville. Dos guardias de seguridad vigilaba en la entrada y ahuyentaba a los periodistas que buscaban a Lee.
El actor Gregory Peck y Harper Lee, en el plató del rodaje 'Matar a un ruiseñor'.
Como su coetáneo J. D. Salinger, Lee pertenecía a una especie particular de artistas. Su obra es escasa. Tienen un golpe de genialidad en su juventud y crean un clásico para después retirarse del escenario y callar para siempre. Rehuyen los focos y las entrevistas. La fuente creativa se seca. Silencio.
A Lee le costó digerir la fama que le atrajo Matar a un ruiseñor, premiada con el premio Pulitzer, y la posterior posterior película, protagonizada por Gregory Peck, ganadora de tres oscars. Es difícil encontrar otra novela contemporánea que haya tenido un impacto tan duradero como esta, la historia semiautobiográfica sobre un abogado sureño blanco, Atticus Finch, que defiende a un negro acusado injustamente de violar a una blanca. Escrita en los años cincuenta, en el momento más feroz del terrorismo blanco contra los negros en estados como Alabama, la novela se publicó en el momento adecuado, cuando el movimiento de los derechos civiles tomaba fuerza y, con la complicidad de los presidentes Kennedy y Johnson y del Tribunal Supremo, que estaba a punto de lograr el fin de la segregación racial. La autora era una desconocida, una empleada del departamento de reservas de una aerolínea, pero dotada de un talento narrativo insólito que mezclaba la mirada ingenua de una niña —Scout, alter ego de Harper Lee— con un bisturí afilado para diseccionar el pecado original de la democracia estadounidense: el racismo y sus distantes expresiones: la esclavitud, la segregación, la discriminación… Matar a un ruiseñor, además de una evocación del paraíso infantil y una denuncia del racismo, es un manual de ciudadanía, una Biblia cívica leída por sucesivas generaciones de escolares en este país.
Lee creció en Monroeville, inspiración de Maycomb, el pueblo de Matar a un ruiseñor. Su padre, A.C. Lee, era el abogado que inspiró a Atticus Finch. Su vecino y compañero de juegos era Truman Capote. Durante toda la vida le persiguió el rumor (falso) de que Capote había escrito en realidad Matar a un ruiseñor. Lo contrario probablemente sea cierto. Sin la ayuda de Lee, que le acompañó en los viajes y entrevistas, Capote no habría escrito su obra maestra, A sangre fría. Con los años se distanciaron.
Uno de los motivos que alimentaba la especulaciones sobre la autoría de Matar a un ruiseñor era que Lee no hubiese vuelto a escribir una novela. ¿Cómo era posible que aquel talento enorme se hubiese apagado? Durante década se esperó la nueva novela, hasta que hace un año se supo que Tonja Carter, abogada en el bufete de A.C. Lee (es decir, del Atticus real), había descubierto un viejo manuscrito que narraba la historia de cómo la Scout adulta regresa a Maycomb en los años cincuenta. Carter negoció un contrato millonario con Harper Collins, que en junio publicó Ve y pon un centinela. Se imprimieron dos millones de ejemplares.
Monroeville se dividió entre quienes sospechaban que Lee carecía de facultades para decidir sobre la publicación del texto y había sido manipulada por Carter, y quienes lo refutaban. Que Finch, el héroe de los derechos civiles, resultase ser un racista bajo la mirada de la Scout adulta decepcionó a muchos lectores.
Una semanas antes, el veterano historiador de Alabama Wayne Flynt, que era un buen amigo de la escritora, lo había avisado: Finch era un segregacionista suave, como la mayoría de ciudadanos del sur en aquella época, incluso los de inclinaciones progresistas. ¿Manipulación? No: Lee sabía perfectamente lo que hacía al publicar Ve y pon un centinela.
Cuando le preguntamos si creía que podríamos entrevistar a la escritora, Flynt fue tajante: “Harper no permitiría que Barack Obama la entrevistase, aunque él se lo pidiese”.
Sóc en el taulell d'un bar. És el bar d'un restaurant, i hi ha una cortina de vellut vermell, densa i pesada, que separa el bar del menjador. La cortina està mig correguda i puc veure els comensals del menjador. Són més de quaranta. Potser cinquanta. Tots són homes, vestits de fosc. Solemnes. No riuen i parlen en veu tan baixa que se sent perfectament la música anodina que sura en aquella estança.
Aquest blog és privat, i com a tal no té cap finalitat comercial ni publicitària. Totes les obres formen part de la meva biblioteca personal o bé han estat llegides i no en conservo el llibre. L'objectiu del blog apareix en l'enunciat i únicament és aquest: donar a conéixer el primer paràgraf d'obres literàries, preferentment narracions, sense afegir cap opinió ni crítica literària. Aquesta feina la deixem per al visitant al seu lliure albir.
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
En el primer párrafo de una novela hay que definir todo: estructura, tono, estilo, ritmo, longitud, y a veces hasta el carácter de algún personaje"
Gabriel Zaid "Los demasiados libros"
La gente que quisiera ser culta va con temor a las librerías, se marea ante la inmensidad de todo lo que no ha leído, compra algo que le han dicho que es bueno, hace el intento de leerlo, sin éxito, y cuando llega a una docena de libros sin leer se siente tan mal que no se atreve a comprar otros.
En cambio, la gente verdaderamente culta es capaz de tener en su casa miles de libros que no ha leído, sin perder el aplomo ni dejar de seguir comprando más.