Veni
Si el hombre es el único ser que posee una mente geométrica y racional, ¿por qué los indefensos combaten al poderoso y bien armado? ¿Por qué los pocos se oponen a los muchos y los pequeños resisten a los grandes? Yo lo sé. Por una palabra.
Nosotros, los ingenieros de mi siglo, no tuvimos un oficio, sino dos. El primero, sagrado, construir fortalezas; el segundo, sacrílego, destruir fortalezas. Y ahora que estoy hecho un Tiberio, dejadme que os revele la palabra, esa Palabra. Porque, amigos míos, enemigos míos, insectos todos en la circunferencia diminita de este nuestro universo, yo fuí el traidor. Por mi obra expugnaron la Casa del Padre. Yo rendí la ciudad que me había sido dado defender, una ciudad que desafió el poder de dos imperios coaligados. La mía. Y el traidor que la entregó fui yo.
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