¿hasta qué punto el primer párrafo de una novela es importante?
los hay descriptivos, los hay misteriosos, los hay que resumen toda la historia, los hay que despiertan la curiosidad...
a menudo es lo último que escribe el autor, precisamente porque sabe que la continuidad de su lectura depende de este primer párrafo...pero, ¿siempre ha sido así? comprobémoslo.

dijous, 7 d’octubre del 2010

Miguel de Unamuno - Niebla




Al aparecer Augusto a la puerta de su casa extendió el brazo derecho, con la mano palma abajo y abierta, y dirigiendo los ojos al cielo quedóse un momento parado en esta actitud estatuaria y augusta.
No era que tomaba posesión del mundo exterior, sino era que observaba si llovía. Y al recibir en el
dorso de la mano el frescor del lento orvallo frunció el sobrecejo. Y no era tampoco que le molestase la llovizna, sino el tener que abrir el paraguas. ¡Estaba tan elegante, tan esbelto, plegado y dentro de su funda! Un paraguas cerrado es tan elegante como es feo un paraguas abierto.
«Es una desgracia esto de tener que servirse uno de las cosas ––pensó Augusto––; tener que usarlas, el use estropea y hasta destruye toda belleza. La función más noble de los objetos es la de ser contemplados. ¡Qué bella es una naranja antes de comida! Esto cambiará en el cielo cuando todo nuestro oficio se reduzca, o más bien se ensanche a contemplar a Dios y todas las cosas en Él. Aquí, en esta pobre vida, no nos cuidamos sino de servimos de Dios; pretendemos abrirlo, como a un paraguas, para que nos proteja de toda suerte de males.»










Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864 - Salamanca, 1936) Escritor, poeta y filósofo español, principal exponente de la Generación del 98.
Entre 1880 y 1884 estudió filosofía y letras en la universidad de Madrid, época durante la cual leyó a T. Carlyle, Herber Spencer, Friedrich Hegel y Karl Marx. Se doctoró con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, y poco después accedió a la cátedra de lengua y literatura griega en la universidad de Salamanca, en la que desde 1901 fue rector y catedrático de historia de la lengua castellana.
Inicialmente sus preocupaciones intelectuales se centraron en las cuestiones éticas y los móviles de su fe. Desde el principio trató de articular su pensamiento sobre la base de la dialéctica hegeliana y más tarde acabó buscando en las dispares intuiciones filosóficas de Spencer, Sören Kierkegaard, W. James y H. Bergson, entre otros, vías de salida a su crisis religiosa.
Sin embargo, las contradicciones personales y las paradojas que afloraban en su pensamiento actuaron impidiendo el desarrollo de un sistema coherente, de modo que hubo de recurrir a la literatura, en tanto que expresión de la intimidad, para resolver algunos aspectos de la realidad de su yo. Esa angustia personal y su idea básica de entender al hombre como "ente de carne y hueso", y la vida como un fin en sí mismo se proyectaron en obras como En torno al casticismo (1895), Mi religión y otros ensayos (1910),Soliloquios y conversaciones (1911) o Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos(1913).
El primero de los libros fue en realidad un conjunto de cinco ensayos en torno al "alma castellana", en los que opuso al tradicionalismo la "búsqueda de la tradición eterna del presente", y defendió el concepto de "intrahistoria" latente en el seno del pueblo frente al concepto oficial de historia. Según propuso entonces, la solución de muchos de los males que aquejaban a España era su "europeización".
Sin embargo, estas obras no parecían abarcar, desde su punto de vista, aspectos íntimos que formaban parte de la realidad vivencial. De aquí que literaturizase su pensamiento primero a través de un importante ensayo sobre dos personajes clave de la literatura universal en la Vida de don Quijote y Sancho(1905), obra en la que, por otra parte y en flagrante contradicción con la tesis europeísta defendida en libros anteriores, proponía "españolizar Europa". Al mismo tiempo, apuntó que la relación entre ambos personajes cervantinos simbolizaba la tensión existente entre ficción y realidad, locura y razón, que constituye la unidad de la vida y la común aspiración a la inmortalidad.

El siguiente paso fue la literaturización de su experiencia personal a fin de dilucidar la oposición entre la afirmación individual y la necesidad de una ética social. El dilema planteado entre lo individual y lo colectivo, entre lo mutable y lo inmutable, el espíritu y el intelecto, fue interpretado por él como punto de partida de una regeneración moral y cívica de la sociedad española. Él mismo se tomó como referencia de sus obsesiones del hombre como individuo. "Hablo de mí porque es el hombre que tengo más cerca."
Su narrativa progresó desde sus novelas primerizasPaz en la guerra (1897), y Amor y pedagogía (1902) hasta la madura La tía Tula (1921). Pero entre ellas escribió Niebla (1914), Abel Sánchez (1917), y sobre todo Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920), libro que ha sido considerado por algunos críticos como autobiográfico, si bien no tiene que ver con hechos de su vida, sino con su biografía espiritual y su visión esencial de la realidad: con la afirmación de su identidad individual y la búsqueda de los elementos vinculantes que fundamentan las relaciones humanas.
En ese sentido, sus personajes son problemáticos y víctimas del conflicto surgido de las fuertes tensiones entre sus pasiones, y los hábitos y costumbres sociales que regulan sus comportamientos y marcan las distancias entre la libertad y el destino, la imaginación y la conciencia.Su producción poética comprende títulos como Poesía(1907), Rosario de sonetos líricos (1912), El Cristo de Velázquez (1920), Rimas de dentro (1923) yRomancero del destierro (1927), éste último fruto de su experiencia en la isla de Fuerteventura, adonde lo deportaron por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera. También cultivó el teatro: Fedra (1924),Sombras de sueño (1931), El otro (1932) y Medea(1933).
Sus poemas y sus obras teatrales abordaron los mismos temas de su narrativa: los dramas íntimos, amorosos, religiosos y políticos a través de personajes conflictivos y sensibles ante las formas evidentes de la realidad. Su obra y su vida estuvieron estrechamente relacionadas, de ahí las contradicciones y paradojas de quien Antonio Machado calificó de "donquijotesco".
Considerado como el escritor más culto de su generación, fue sobre todo un intelectual inconformista que hizo de la polémica una forma de búsqueda. Jubilado desde 1934, sus manifiestas antipatías por la República española llevaron dos años más tarde al gobierno rebelde de Burgos a nombrarlo nuevamente rector de la universidad de Salamanca, pero fue destituido a raíz de su pública ruptura con el fundador de la Legión. En 1962 se publicaron sus Obras completas y en 1994 se dio a conocer la novela inéditaNuevo mundo.

2 comentaris:

  1. ––Mi novela no tiene argumento, o mejor dicho,
    será el que vaya saliendo. El argumento se hace él
    solo.
    ––¿Y cómo es eso?
    ––Pues mira, un día de estos que no sabía bien
    qué pacer, pero sentía ansia de hacer algo, una comezón
    muy íntima, un escarabajeo de la fantasía, me
    dije: voy a escribir una novela, pero voy a escribirla
    como se vive, sin saber lo que vendrá. Me senté,
    cogí unas cuartillas y empecé lo primero que se me
    ocurrió, sin saber lo que seguiría, sin plan alguno.
    Mis personajes se irán haciendo según obren y
    hablen, sobre todo según hablen; su carácter se irá
    formando poco a poco. Y a las veces su carácter será
    el de no tenerlo.
    ––Sí, como el mío.
    ––No sé. Ello irá saliendo. Yo me dejo llevar.
    ––¿Y hay psicología?, ¿descripciones?
    ––Lo que hay es diálogo; sobre todo diálogo. La
    cosa es que los personajes hablen, que hablen mucho, aunque no digan nada.

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  2. ––Sí, cuando en una que lee se encuentra con
    largas descripciones, sermones o relatos, los salta
    diciendo: ¡paja!, ¡paja!, ¡paja! Para ella sólo el diálogo
    no es paja. Y ya ves tú, puede muy bien repartirse
    un sermón en un diálogo...
    ––¿Y por qué será esto?...
    ––Pues porque a la gente le gusta la conversación
    por la conversación misma, aunque no diga nada.
    Hay quien no resiste un discurso de media hora y se
    está tres horas charlando en un café. Es el encanto
    de la conversación, de hablar por hablar, del hablar
    roto a interrumpido.
    ––También a mí el tono de discurso me carga...
    ––Sí, es la complacencia del hombre en el habla,
    y en el habla viva... Y sobre todo que parezca que el
    autor no dice las cosas por sí, no nos molesta con su
    personalidad, con su yo satánico. Aunque, por supuesto,
    todo lo que digan mis personajes lo digo
    yo...
    ––Eso pasta cierto punto...
    ––¿Cómo hasta cierto punto?
    ––Sí, que empezarás creyendo que los llevas tú,
    de tu mano, y es fácil que acabes convenciéndote de
    que son ellos los que te llevan. Es muy frecuente
    que un autor acabe por ser juguete de sus ficciones...
    ––Tal vez, pero el caso es que en esa novela
    pienso meter todo lo que se me ocurra, sea como
    fuere.
    ––Pues acabará no siendo novela.
    ––No, será... será... nivola.
    ––Y ¿qué es eso, qué es nivola?
    ––Pues le he oído contar a Manuel Machado, el
    poeta, el hermano de Antonio, que una vez le llevó a
    don Eduardo Benoit, para leérselo, un soneto que
    estaba en alejandrinos o en no sé qué otra forma
    heterodoxa. Se lo leyó y don Eduardo le dijo: «Pero
    ¡eso no es soneto! ...» «No, señor ––le contestó Machado––, no es soneto, es... sonite. » Pues así con mi novela, no va a ser novela, sino... ¿cómo dije?, navilo... nebulo, no, no, nivola, eso es, ¡nivola! Así nadie tendrá derecho a decir que deroga las leyes de su género... Invento el género, a inventar un género no es más que darle un nombre nuevo, y le doy las leyes que me place. ¡Y mucho diálogo!
    ––¿Y cuando un personaje se queda solo?
    ––Entonces... un monólogo. Y para que parezca
    algo así como un diálogo invento un perro a quien el
    personaje se dirige.

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